Me gusta decir que aquí entran todos menos tú, pero como te gusta venir, tras la puerta cerrada te dejo la ventana un poco abierta y así puedas espiar...
No le tengas miedo al fuego,
tenle miedo a las cenizas.
Respírale el sudor brotado de su prisa,
y perdónale ese rocío aromado.
Yo gané la carrera pero te daré a ti la medalla,
ya que tú transeúnte obsesionada, te tropiezas desastrada,
te destruye tu lenguaje y aún lo piensas en mi cama.
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