jueves, 19 de noviembre de 2009

Tenía bitácora y hacía crónicas,

Usaba libretas, cuadernos, diarios, le hacía al relato fino y la coprolalia.

Hacía lecturas de ayer para ayer

De manera hermenéutica, semántica, simbólica, robótica, sicótica, monótona, hasta ridícula.

Lo destacaba con negrita, cursiva, subrayado y tachado.

Entre una calle y otra hacía encuestas vergonzosas.

Una vez creyó que fue Raskolnikov, pero no lo entendía.

Creyó que fue un maldito poeta y le acomodó, era fácil, lo culpó.

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