Tenía bitácora y hacía crónicas,
Usaba libretas, cuadernos, diarios, le hacía al relato fino y la coprolalia.
Hacía lecturas de ayer para ayer
De manera hermenéutica, semántica, simbólica, robótica, sicótica, monótona, hasta ridícula.
Lo destacaba con negrita, cursiva, subrayado y tachado.
Entre una calle y otra hacía encuestas vergonzosas.
Una vez creyó que fue Raskolnikov, pero no lo entendía.
Creyó que fue un maldito poeta y le acomodó, era fácil, lo culpó.
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