sábado, 31 de julio de 2010

Kiki


La adicción del viaje ida y vuelta
del caos al control es lo que me hace correr como el perro detrás del auto sin saber qué haré si lo atrapo.
La
obsesión por el acuse del golpe y el dolor es lo que me hizo conducir con los ojos cerrados en la autopista acelerar en la calle sin salida...
y salir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

creo que de repente todos sentimos un poco lo que siente el guason en algún momento de la vida...

lo amé

te amo a tí.

tu hermanisss