Allá en el ostracismo (voluntario)
entre tanto darle paz a la angustia explicable,
aquella de la razón tan bien y también comprendida,
sucedió que la cicuta no envenenó, el tren alcanzó a frenar,
el misil se desvió, la cuerda era muy corta y
no tenía filo la navaja.
Y aún cuando aumentaron las dudas y no las certezas
pensé que, volver y quedarse aquí, sin desertar,
sin soltar el trapecio, puede merecer la pena.
2 comentarios:
tal como lo explicas, parece que tomar una decisión tan drástica es la correcta para quién desea un instante de.....mmmmmm
meditar?
Aquella rienda suelta a voluntad, se de agarrar con fuerza y dirigirla a un lugar menos confuso.
Muy bueno el post, me gustó muchísimo el texto. Y también, me sentí muy identificada y me gustó, "eso,
me dolió hasta el hueso del corazón."
Muy bueno el blog, en general.
Publicar un comentario